sábado, 31 de octubre de 2009

Extraordinario

Hubo una vez un Ser, 
un Ser extraordinario.
Se trataba de algo
tan bello, tan violentamente armónico,
que conseguía arrancar
de lo más profundo de la entraña 
las más cándidas imágenes, unidas a los más ardientes deseos.
Extirpaba de las almas el leve susurro de los armónicos, 
las eternas y perfectas ideas,
penetradas por el abismo de lo terrible
y los hacía exhalar repentina y bruscamennte en un terrible orgasmo.

Tal era el poder se este maravilloso Ser.

Y llegó el momento en que incluso él
comió de su veneno; y soñó, 
y deseó poseerse, 
y como se poseía, 
enloqueció acunado en su delirio.
Y nadie se dio cuenta.

Y cada vez más seres, 
de todas partes, 
de todas direcciones, 
venían a verlo, a olerlo, a creerlo,
a embriagarse de su infinito efecto,
a sentir una erupción desde su adentro más último,
y unirse a la eterna carcajada que sube
espiral
hacia las estrellas 
y baja al mismo tiempo
como plomo
hacia los más bajos y últimos fondos.


Y así fue como se pasó a negar la abulia 
lo anterior dejó de contar, 
y comenzaron los seres a negarse a sí mismos;
perdieron lo oscuro 
para cegarse con lo claro;
y por primera vez se vomitó la palabra Bien, 
y se odió a la palabra Mal.

Y este Ser nada quería de eso. 
y no pudo evitar que el resto
comenzara a negarlo a él también.

Y fue de esta manera como comenzó su desmebramiento, 
su tortura, 
su desintegración analítica y sádica.
Sus miembros, su torso, su cara,
todo, 
todo fue destruído
hasta conseguir hacerlo sublime.
Pero peor fue el destino de su alma, 
bajo el peso de lo claro, 
fue despedazada en lo oscuro, 
hasta conseguir partirla 
y hacer que
ya nunca
existiera más. 


Y este fue el destino de aquel Ser extraordinario,
que una vez hubo.






No hay comentarios: